Hace unos días les enseñaba a unos amigos el canal de vídeo de Max Cornelisse, un hacker holandés que se dedicaba a poner patas arriba desde paneles informativos de la DGT, la iluminación de dos edificios en Amsterdam, la megafonía de una estación de tren, mover un BMW e incluso se atrevía a jugar con el telepronter de un programa de televisión, todo ello con la única ayuda de un ordenador o de un teléfono móvil con acceso a Internet.
Después de enseñárselo no salían de su asombro, !la cantidad de cosas que se pueden hacer hackeando sistemas informáticos!, se decían.
Durante casi 6 meses Max dejó atónitos todos los que veían sus vídeos en Youtube, recibiendo en este tiempo más de 2.5 millones de visitas en su canal, pero nada más lejos de la realidad, resultó que, como algunos insinuaban, tan solo se trataba de un fake, el cual fue ideado por una empresa de seguridad informática que a través del ya conocido Marketing Viral quería promocionarse y poner en cuestión la seguridad de los aparatos que tecnológicos que conviven con nosotros día a día.
En publicidad no hay nada escrito y como siempre hay que mirar más allá de la Televisión (o incluso de Youtube) si no queremos que no nos la cuelen, que seguro que lo hacen más de lo que nos pensamos.
Ver más allá de la pantalla.


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