Se veía venir, lo extraño es que no se hubiese producido antes, se acabó un "proyecto" que ha tardado demasiado en quemar los cartuchos.
Después de dos años sembrando discordia y de enfrentamientos con la oposición, los funcionarios judiciales, los jueces y los fiscales, con continuas polémicas, sin aportar nada y rebajando la imagen pública de la justicia en vez de mejorarla, el balance de la etapa de Bermejeo como Ministro no puede ser más nefasto, y todo esto no hace más que representar la realidad política que vive nuestro país, salpicada de escándalos y continuas polémicas.
El asunto de la cacería ha sido uno más de otros muchos escándalos que rodeaban al Ministro de Justicia, pero tal vez el más significativo porque de un Ministro "profundamente de izquierdas", como él se definía, no es normal que acuda a cacerías, tal y como lo haría un Ministro de la época franquista. Pero lo que me sigue sorprendiendo es que en España a los políticos les cueste tanto dimitir, cuando en otros países el solo hecho de verse cuestionada o ridiculizada la política que se está siguiendo hace que se planten su continuación en el poder y por responsabilidad dejen el cargo. Pero aquí, aunque se vayan del poder, nadie carga con las responsabilidades y las culpas del trabajo mal hecho.
Como dice la viñeta de El Roto "Han cambiado al Ministro de Justicia. La Justicia, de momento, sigue la misma". Mañana me toca practica en un Juzgado de Alicante y me temo que me va a tocar volver a saltar y despejar montañas de papeles, esperemos que el nuevo ministro Caamaño sepa darle a la justicia el impulso que merece y viene necesitando desde hace mucho tiempo nuestro país, que hasta en materia de justicia vamos por detrás del resto de países europeos.
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