Frecuentemente se suele decir del verano que es una época cutre de olas, sin buenas condiciones y llena de domingueros, pero por aquí eso no parece tener tanta importancia, y menos en un año tan malo como esta siendo este.
El lunes pasado amanecía radiante, llevábamos unos días surfeando (no tan bien como nos esperábamos, pero al fin y al cabo surfeando, que es de agradecer) y parecía que el día sería uno más de disfrute dentro del agua. Después de comprobar por la mañana el paso de surfear casi sin viento a que se te hagan las doce y media y comenzar a levantarse completamente el viento, decidimos dejarlo para la tarde pensando que aquello no mejoraría más y quedamos unos pocos en vernos más tarde para seguir disfrutando.
A las cuatro y pico comienzan a llegarme mensajes y llamadas...
"En el murito está entrando como muy bien!. Me quedo aquí, vente para acá!!".
Era cierto, bastaba con asomarse al balcón y ver el mar. Mar de fondo a saco y con una excelente pinta.
Fiel a la quedada que habíamos acordado con Borja y Roberto, Guillermo y yo después de hablarlo decidimos arriesgarnos y no ir al murito, llendo al mismo spot de la mañana.
Al llegar no había nadie en el agua... ni si quiera estaban Roberto y Borja. Guillermo y yo nos miramos extrañados, ¡aquello estaba solo para nosotros!.
Comenzamos a pillar olas y después de entrar la primera serie aparecen del otro lado de la playa Borja y Roberto. Satisfechos porque ninguno se había hechado atrás en la cita, comenzamos a pillar juntos las olas que entraban de la mejor forma que puede existir, con buenas olas, acompañados de los amigos, en bañador y con series que nos repartíamos entre nosotros. Sin duda algo que llevábamos todo el curso esperando.
Conforme pasaba la tarde aquello mejoraba, la ola se hacia más grande, alcanzando algo más de un metro, series limpias cada vez más al fondo y una orillera potente que regalaba excelentes momentos y en la que cada uno trataba probar algo nuevo.La adrenalina y las sensaciones que transmitían cada ola eran increíbles.
La noche se nos hecho encima, el cansancio era patente pero la sonrisa de oreja a oreja era la mejor muestra de que aquella había sido una gran sesión. Las miradas y comentarios tras salir del agua lo dejaban bien patente.
Probablemente esta sesión la comentaremos en la siguiente barbacoa y la recordaremos al final del verano. Una vez más el Mediterráneo nos regaló momentos únicos.
¿Este finde más? Viene Mario y las boyas registran algo de movimiento, veremos a ver que sorpresas nos trae y como se termina luciendo este caprichoso Mar Mediterráneo.
Buenas olas a todos!
P.D la foto es de Fernando Espuch de Longboardalicante.blogspot.com,realizada desde el cabo.
Yo aun estoy esperando a que me pasen las del lunes.
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